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Mantenimiento de la hoja  

Como cualquier otro tipo de espada, el acero al carbono que constituye la hoja de una katana requiere cuidados especiales para evitar la oxidación.

Según la tradición, en primer lugar, se desmonta la katana y se separa de la empuñadura (koshirae), hecho esto, se espolvorea con un polvo especial, que proviene de la piedra utilizada en el último pulido, mediante un tamponcito con el que se golpea repetida y suavemente la hoja, y que va soltando el polvo en pequeñas cantidades.

Luego se retira el polvo de la hoja con papel de arroz, que se mantiene apretado a ambos lados de la espada y se pasa de la base a la punta de la hoja.

Se coge después otra hoja de papel de arroz y se moja con un aceite especial, llamado aceite Choji, que es aceite de clavo, y con otra pasada por la hoja se esparce el aceite que servirá para protegerla de la oxidación.

Estos procedimientos eran especialmente importantes en el antiguo Japón, donde el clima húmedo, tanto en verano como en invierno, propiciaba la oxidación de las espadas samurái que no se cuidaban bien.

Incluso hoy muchos aconsejan el empleo de las técnicas antiguas que, si han funcionado bien durante siglos, sin duda siguen siendo válidas.

Sin embargo, dos de las mejores marcas armeras modernas, la canadiense Albion, especializada en la forja de hojas medievales occidentales, y la Yarinohanzo, especializada en katanas japonesas, recomiendan el empleo de un aceite sintético moderno, creado para armas de fuego, el Ballistol, que forma una película protectora que, infiltrándose entre los encrespamientos del acero, se endurece y proporciona una protección duradera que, según nuestra opinión, es mejor que las técnicas tradicionales y permite hacer un mantenimiento mínimo (un lubrificado cada seis meses).

Por tanto, es evidente que, si la espada se usa y entra en contacto con algo, habrá que volver a untarla con aceite después del uso: la técnica es sencilla, basta coger una paño, ponerle aceite y pasarlo un par de veces por la hoja, con un movimiento de empuñadura a punta.

A veces sucede que en una hoja mal conservada se forman puntos de oxidación, de los cuales hay dos tipos: lo puntos de oxidación activa y los puntos de oxidación fijos.

Los primeros tienen un color rojizo y son, obviamente, los más peligrosos porque, si no se quitan pronto, tienden a avanzar hasta dañar la hoja de la katana de forma, a veces, irremediable.

En cambio, los segundos son mucho menos peligrosos, tienen el aspecto de manchas negras e, incluso, pueden dejarse donde están, puesto que de todas formas no avanzan con el paso del tiempo.

La técnica utilizada para eliminar ambos tipos de deterioro recibe el nombre de PULIDO y de ella suelen encargarse profesionales del sector. Un pulido realizado correctamente, además de eliminar los posibles puntos de oxidación de la hoja samurái, restaura el filo.

entretien lame katana samourai

A lo largo de los siglos, los innumerables pulidos acaban por retirar las capas más externas de la hoja, aligerándola y quitándole al filo, progresivamente, sus características originales. Finalmente, empiezan a aparecer manchas extensas debidas a la extirpación total, en algunos puntos, del acero duro externo (kawagane), lo que expone el acero blando del núcleo de la hoja (shingane). Llegado este punto, la katana se denomina "cansada".


Las katanas originales siempre están afiladas, es más, quitarle el filo a una katana o despuntarla significa, a menudo, estropearla, puesto que la eliminación del filo se lleva consigo numerosas capas externas y duras de la hoja, envejeciéndola y, en ocasiones, imposibilitando su restauración.

Evidentemente no todas las espadas samurái envejecen del mismo modo, algunas escuelas, como por ejemplo la escuela Rai, disponen una capa de acero superficial (kawagane) muy dura y fina, que proporciona a la hoja un filo muy fuerte y duradero. Pero, sin embargo, este tiende a envejecer rápidamente tras muchos pulidos que, invariablemente, le van quitando la fina capa externa (kawagane), dejando expuesto el blando núcleo interno (shingane).

Otras escuelas disponen, en cambio, revestimientos de más espesor que suelen resistir mejor los pulidos. Lo mismo puede decirse sobre la sección de la hoja, pues hay hojas en las que todo el filo está formado por un único grueso bloque de acero duro, mientras que otras escuelas presentan dos o más estratos de acero bastante más blando (véase la tabla explicativa con los diferentes métodos de construcción), lo que las hace más sensibles a los pulidos.

En algunos casos, los expertos tienden a considerar las manchas de shingane (es decir, las áreas donde el acero duro superficial se ha eliminado y que dejan al aire el acero más blando que constituye el núcleo de la espada) una característica típica de algunas escuelas (como la escuela Rai, por ejemplo) más que un signo de envejecimiento de la katana, y esto es así sobre todo en los casos en los que la capa superficial, especialmente fina, tiende a mostrar las manchas de shingane en casi todos los ejemplares que han llegado hasta nosotros en la actualidad.

Lo que no debe tocarse nunca EN ABSOLUTO es la espiga (nakago) de la espada, aquella parte de la hoja que se encuentra en el interior de la empuñadura. Esta se oxida en todos los casos, aunque de manera diferente, y sirve, junto a otros parámetros, para datar la espada, confiriéndole características de autenticidad. Una katana con una espiga (nakago) pulida pierde por lo menos la mitad de su valor original.  Se le puede dar aceite, pero nunca rasparla de ningún modo. 

COMO FORJAR UNA KATANA

COMPOSICÍON DE UNA KATANA

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